jueves, 16 de octubre de 2014

Capítulo 2- Atenea (Ares)


La hija de la guerra

Cap 2: ¿Una llamadita?


Cabellos negros enredadados surcándole el rostro con lo que parecía ser un peinado hecho a trompicones. Llevaba una camiseta negra tres tallas más grande, con lo que acentuaba su ya de por sí pequeño cuerpo. Era más bajo que de costumbre para sus trece/catorce años, pero no había duda, tenía los ojos llameantes de todos los hijos de Ares. Al se internó en el círculo formado por los campistas alrededor de él y le agarró de hombro.

-Este es nuestro – Dijo bien alto, quería que todos la oyeran-.

Echó un vistazo a los campistas que la miraban sorprendidos, no la habían visto venir. Ed no se encontraba allí, seguramente seguiría entrenando con la lanza. Ian negaba con la cabeza mientras miraba a su espalda. Al se giró y descubrió a Quirón mirándola con desaprobación.

- Ya sabes que tienes que esperar al Reconocimiento para darle la bienvenida a tu hermanastro - Le recordó, como si ella no hubiera oído veinte veces la misma cantiga-.

-No me hace falta ninguna prueba para reconocer a mis hermanos. Es un hijo de Ares y pertenece a nuestra cabaña – le dijo ella sin apartar la mirada – Si me he equivocado que me castiguen, pero sabes que nunca me equivoco y no voy a dejar a ningún hermano mío aquí sólo durante 5 horas más.
Quirón la miró cansado, sabía perfectamente cuando había perdido una batalla y ya había tenido suficiente por lo que quedaba de día. La llegada del verano significaba que volvían los mestizos al campamento y eso le traía muchos quebraderos de cabeza.

- Adelante – le dijo Quirón- Pero te aconsejo que no le asustes demasiado.

Al le dedicó una media sonrisa y empujó al pequeño hacia la salida mientras el resto de novatos los miraban con miedo. La apariencia de Al no era precisamente igual a una hermana cariñosa que daba la bienvenida a su hermano perdido, pero le daba igual, tenía que explicarle lo básico al pequeño antes de que cometiera un error y los mayores se le echaran encima.

- Podía haber esperado allí sólo perfectamente – le espetó el novato sin mirarla a los ojos cuando ya se habían alejado un poco del comedor – No necesito que me cuiden.

- Lo sé, me hubiese dado igual haberte dejado allí con treinta personas mirándote hasta El Reconocimiento. Pero no quería que cometieras ningún error que nos perjudicara – El pequeño apretó los labios- ¿Cómo te llamas?

- Kevin, Kevin Delam – Le dijo mientras seguía mirando al suelo-.

- Bueno, Kevin, pues antes de enseñarte tu futuro hogar tengo que hacer una pequeña llamada ¿Algunas vez has hablado con papá?

Esta vez Kevin apartó los ojos del suelo y la miró abriéndolos de par en par, sorprendido. Claro que estaba sorprendido, nunca había hablado con él ni él le había ayudado en nada. Al se paró y se cruzó de brazos.

- ¿Y bien?

- Nunca he hablado con él… pero ¿Cómo sabes que es mi padre? No se lo he dicho a nadie del campamento.

-No me hace falta ¿Entonces me acompañas o no?

- ¿Estás segura de que puedo? ¿No le molestaremos?

- Que le jodan si lo molestamos, debería ser el primero en darte la bienvenida.

Kevin sonrió y la siguió hasta un linde del camino. Al sacó una botella rota con un poco de agua y formó un pequeño arcoíris al que le lanzó un dracma.

- Ares, el Olimpo – Susurró al arcoíris. En este se formó un círculo que tras unos minutos mostró a un hombre con falta de afeitado de unos cuantos días. Detrás de él un desierto y lo que parecía ser una Harley Davidson.

- ¿Qué queréis, mestizos? ¿Y por qué me importunáis a estas horas? – les espetó. Kevin se puso rígido inmediatamente y se le borró la sonrisa de la cara-.

- Padre, cuanto tiempo – le respondió con una sarcástica sonrisa Alcipe-. Soy tu hija Alcipe, ha venido un nuevo hermano al campamento y esperaba que le dedicaras unas palabras.

Ares se levantó las gafas de sol y sus ojos se posaron en Kevin, que luchaba por no perder la compostura pero se le notaba visiblemente asustado.

- Con que un nuevo niño de mi sangre, eh ¿Quién es tu madre, pequeño?

- Sam… Samantha Wild – le respondió visiblemente azorado.

- Creo que me acuerdo de ella, buen culo – añadió con la mirada fija en otra parte- Bienvenido a la cabaña y recuerda, no me dejes en ridículo.

Dicho esto cortó al conexión y dejó a Al mirando a Kevin preocupada. Su padre se lo había puesto muy fácil pero le seguía molestando que tratara así a sus hermanos. Cómo si no tuvieran suficiente presión ya, el añadía otra poca. Le apretó el hombro a Kevin y esperó a que se le quitara el sopor antes de continuar con su iniciación. Había que presentarlo al resto de sus hermanos.


Atenea

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