Capítulo 1
- ¡Mamá para! Pareces una loca, ya no
tienes quince años.- Me reí.
- ¿Qué pasa?¿Te avergüenzas de tu
madre?
- En absoluto- Le dediqué una gran
sonrisa a mi madre.
- “And if you have a minute why
don't we go, talk about it somewhere only we know...”- Cantábamos a todo
pulmón nuestra canción favorita.
Estos son los momentos que me hacen
seguir adelante, los que se te quedan en la memoria y cuando los recuerdas, lo
haces con una sonrisa en la boca. Mi madre y yo siempre nos hemos tenido la una
a la otra, a nadie más. Nunca llegué a conocer a mi padre, mamá tampoco es que
haya sacado el tema a menudo, y, a pesar de que me mata la curiosidad por saber
quién es mi padre, la respeto. Supongo que hay cosas que es mejor no saber, y
sé que la imagen que me esfuerzo por mantener en mi cabeza sobre mi padre, no
es en absoluto semejante a la realidad.
Ya era tarde, conducía bajo el cielo
oscuro y despejado para volver a casa después de una buena tarde de cine. Muy
pocas veces podemos darnos ese tipo de caprichos, pero estábamos teniendo una
semana dura y no nos gusta sentirnos distanciadas demasiado tiempo. Cuando eso
ocurre, planeamos una buena tarde madre e hija y se nos olvidan todos nuestros
problemas.
- Mamá, ¿seguro que no quieres
conducir tú? Está muy oscuro y es la primera vez que conduzco de noche.
- Venga, no seas quejica, lo estás
haciendo muy bien, siempre hay una primera vez para todo.- replicó mi madre.
- ¿Sabes? Como madre responsable
dejas mucho que desear – le saqué la lengua en forma de burla.
- ¿Responsabilidad? Eso creo que te
lo voy a dejar a ti – me devolvió el gesto.
Aparté la vista de la carretera
durante una fracción de segundo y cuando la volví a posar al frente, apareció
algo, una especie de animal, pero no uno normal, era... antinatural. Todo pasó
muy rápido, la bestia apareció sin más delante del coche y, del miedo y la
adrenalina, di un volantazo a ciegas. Ya no era capaz de controlar el coche, mi
madre y yo gritabamos. De repente sentí un impacto, me golpee la cabeza
fuertemente contra la ventana y se me nubló la vista.
* * * * * *
Me desperté sofocada. Era la tercera
noche que tenía la misma pesadilla, siempre igual, detalle por detalle.
- Mierda...- mascullé.
La fiebre me había subido tres
décimas más, participar en aquella carrera de carros me había pasado factura.
Perdí el control de los caballos cuando los de la cabaña de Poseidón
embistieron contra mi carro y entré en pánico. Salí disparada hacia un árbol y
me di un buen golpe en la cabeza.
Las lágrimas comenzaron a caer de mis
ojos.
- ¡Joder! - Me enfurecí. Una hija de
Ares no debería llorar.
Pero no podía parar, esas pesadillas
me estaban matando, porque no eran solo pesadillas...
Hacía tres años de aquel fatídico
accidente, el día que perdí toda la familia que me quedaba, el día que un
desconocido me salvó de las garras de la muerte y me trajo al campamento
mestizo, el refugio de todo semidios. Y de alguna manera, me sentía culpable
por lo sucedido.
Venga traumas, la leche, no queda uno vivo; qué lastima que sea huérfana (bueno, de madre) maldita cabaña de Poseidón, en mi historia tampoco son los buenos xDDD Me ha encantado el cap x)
ResponderEliminarUn beso!
Jajajajaja soy mazo cruel, es que le veía tirón al accidente pero aún no se como continuar xD
EliminarLe tenemos tirria a Poseidón x'D