viernes, 12 de diciembre de 2014

Mitos

Hola campistas!! Os dejo los mitos que he recibido, cada uno ha sumado 300 dracmas para su cabaña :) 


Deméter:
 El dolor de La Muerte

Muchos hablan de que las Moiras no tenían sentimientos. De que eran crueles criaturas que actuaban de manera indiferente ante el dolor de los mortales. En especial la tercera hermana, Laquesis, encargada de cortar el hilo de los humanos y así ponerle fin a sus vidas.

Pero pocos saben que no siempre fue así. 
Al ser la causante de tantas muertes, Laquesis rodeo su inmortal corazón con piedra, para no sentir el dolor de tanta tragedia y así ser indiferente como sus otras hermanas. Pero esta piedra que rodeaba el corazón de la tercera hermana se fue agrietando a causa de tanta desgracia.

Este escudo protector funciono por algunos años, pero un día mientras Laquesis cortaba los hilos del destino de muchos mortales, se aburrió y fue a hacerle compañía a su segunda hermana ,Cloto, quien estaba enrollando otros hilos. Cloto aprovecho la visita de su hermana y le entrego un hilo que había olvidado darle en la ultima entrega. 

Laquesis volvió a su lugar de trabajo y sostuvo el hilo frente a ella para que se reflejara al propietario de aquel hilo en la esfera de la vida, la cual revelo a un precioso niño de cabellos dorados y piel  tan pálida como la luna. 

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Las cazadoras de Artemisa

Una mañana fría de invierno, Artemisa iba de caza por los valles perdidos de una montaña. Sigilosa e invisible, siguiendo el rastro de sus presas: olvidar el Olimpo y cazar.
Flechas volando. Blancos cayendo. Silencio. Silencio que se rompió en el instante en el que un grito de dolor desgarró el valle.

Más sigilosa aún se acercó al punto del que procedía el grito. Una de sus presas. Un joven con una flecha clavada en el costado.

Culpable por lo ocurrido, la diosa llevó al joven a una cueva cercana donde curó sus heridas mientras él se removía y gemía de dolor.


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Hermes:

Las tejedoras de destinos

El tiempo,
Qué es si no el pasar de los años,
El pasar de los hilos entre sus manos.

El tiempo,
Para unos, abrupto,
Para otros, un simple indulto.
Pues son ellas, las tres bellas,
Las que marcan los vuelcos del destino,
Las que hilan nuestros designios más desconocidos.

El tiempo,
Una treta, una carrera sin meta,
Pues somos seres finitos
De cuerpos mortales, de corazones marchitos.

El tiempo,
Una hebra de lino,
En manos de ellas, las tres hilanderas,
Las tres tejedoras que jamás serán hacedoras de su propio destino.

El tiempo,
Entre los dedos transcurre imparable
De las tres vengadoras implacables
Que urden la vida de todos los seres
Con aspecto, a veces, de viejas y otras de jóvenes.

El tiempo,
Como su origen, siempre es incierto
Ya sean hijas de la noche
O del dios de los dioses.
Todas cuentan una verdad escondida
Que dice que en la invisibilidad siempre hilan.

El tiempo,
Corre en manos de Cloto, la Tejedora,
Lo que hila en la rueca lo mide Láquesis, la Repartidora,
Quien enrosca con una destreza sublime
Para acabar en manos de Átropos, la Inflexible.

El tiempo,
Qué es si no el pasar de los años,
El pasar de los hilos entre sus manos,
Que Átropos se encarga de cortar.
A veces trenzan los hilos
Y separan los destinos
Para, quizás, no volver a juntar.

El tiempo,
Una treta, una carrera sin meta
En la que ellas representan pasado y presente,
Representan la certidumbre de la propia muerte.
Por sus manos pasan nuestros hilos,

Pues ellas son las tejedoras de destinos.

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