Capítulo 5: Confianza
-Niki
No quiero problemas, no más; estoy cansada de correr y huir de todo. Este estúpido
profesor no va a impedir que descanse una puta hora, no. Le miro atentamente
mientras paso la llama del mechero a mi mano y se lo pongo enfrente para que lo
vea atentamente, le miro y sus ojos muestran miedo y ascos como todos los que
saben lo que hago, y eso solo puede hacer que me cabree más.
Todo mi cuerpo se empieza a tensionar como muchas otras veces ha hecho,
recuerdo todas las veces que la gente me ha mirado con desprecio y asco cuando
me veían arder o simplemente hablar con una máquina; nadie me entendía, nunca
lo han hecho, solo mi madre me comprendía pero ella ya no está, no me queda
nadie, solo una hermana que acabo de conocer y que ni siquiera sabe quién es en
realidad. Nadie.
Sin saber cómo mis manos arden más y pasan a mis brazos, todo mi cuerpo
empieza a arder sin control y yo solo puedo pensar en todas esas personas que
me han despreciado a lo largo de mi vida; todos los que he conocido en mi vida
me han demostrado el asco que les doy, todos, todos excepto uno. Ese recuerdo
empieza a revolotear en mi cabeza y la rabia aumenta por segundo; él fue la
clave para descubrir que todos son iguales. No me puedo permitir confiar en
nadie, la última vez que lo hice me salió muy caro; todo mi cuerpo empieza
arder y las llamas salen de mi cuerpo para acercarse al profesor
peligrosamente, y yo sin darme cuenta de nada, solo empiezo a recordar todo lo
que he vivido.
-Vaya, ya la hemos liado.- oí lo que decía mi hermana detrás mío-.
Observemos la lucha épica Goldver.
Por el rabillo del ojo observé como se sentaba en la
hierba, ella tampoco iba a mover un dedo por mí, como todos. Eso solo reforzó
el pensamiento, a pesar de que fuera mi hermana, no podía fiarme de ella.
Empiezo a cabrearme más y el fuego se extiende sin
control hasta que sin darme cuenta empieza a quemar al hombre que sale
corriendo por el miedo; siempre es el miedo. Miro al frente y escucho a Leo
ladrar para que me calme, intento hacerlo pero me cuesta más que otras veces; intento
controlar la respiración y el fuego empieza a menguar y mi pulso se controla y
las llamas cesan. Leo se acerca a mí y me acaricia la pierna para saber cómo
estoy y yo le acaricio como muchas otras veces ha hecho.
-Hey.- noto una mano en el hombro -¿Estás bien? Eso ha
sido muy...abrumador...-claro, es ahora cuando se preocupa por mí, solo cuando
a ella le interesa.
Todo el mundo es extremadamente egoísta, menos Leo y
mis máquinas, sólo ellos me entienden. La miro indiferente y suspiro; puede que
sea egoísta y despreocupada; no me fie de ella, pero al fin y al cabo es mi
hermana, no sabe en qué mundo se ha metido ni qué peligros le acechan. La
vuelvo a mirar y asiento a modo de respuesta a su pregunta, puede que no me guste,
pero es mi hermana y tengo que ayudarla.
-Vamos, tenemos menos de cinco minutos antes de que
llegue la policía.- me separo de ella y me adentro en el bosque-. ¿Vienes o no?
-¿Eh? ¡Ah! Claro, voy…- intenta alcanzarme -Y… ¿a
dónde se supone que vamos?- pregunta curioseando a su alrededor.
Tengo el presentimiento de que va a tardar mucho
tiempo en aprender. Odio a la gente que no sabe nada; ¿acaso su madre no le
habló de quién es?, la mía lo hizo, poco y no me contó lo suficiente pero al
menos lo hizo. Sigo caminando mientras voy pensando una forma de aclararle el
nuevo mundo que le avecina pero no se me ocurre ninguna.
-Vamos al campamento, y date prisa, quiero llegar antes de que anochezca si
puede ser; o al menos estar cerca
-¿Qué campamento?-pregunta-¿Uno como esos
en los que se queman nubes y se cantan canciones?-aligera el paso intentando
alcanzarme, otra vez, sé que no es tan rápida como yo, pero decido presionarla
un poco para que se espabile y ando un poco más deprisa.
-¿Nubes y canciones? -digo irónica-. Voy a tener que enseñarte demasiado,
¿acaso tu madre no te ha contado nada?- digo andando más rápido seguida a la
derecha de Leo que me sigue sin dificultad.
-¿Ella?- su mirada se vuelve lejana -.En absoluto ¿qué me iba a contar
ella?- ríe amargamente, por alguna razón entiendo cómo se siente, antes de que
pueda darme cuenta vuelve a tener esa mirada risueña e inocente -¿Y qué hay de
malo con nubes y canciones? Un campamento no es un verdadero sin estos dos
importantísimos factores, es la regla número 1 de los campamentos -añade.
Me paro en seco cuando la escucho y la miro entre molesta y mosqueada,
pensando si ser o no ser grosera con ella. Es mi hermana, sí, pero no voy a ser
piadosa con ella.
-Escúchame bien….- intento decir su nombre pero recuerdo que no me lo ha
dicho-. Solo escucha; a donde vamos no es un sitio normal y corriente ¿vale? No
es un sitio donde te lo pases bien o hagas amigo, no, es un campamento mestizo
¿vale? Hay se pelea, entrena y lucha para poder ser los semidioses que somos
¿entendido? Si crees que vas allí a pasarlo bien estas muy equivocada.- digo
aún más mosqueada -. Si de verdad estás pensado que tu vida a partir de ahora
va a ser risas y diversiones te equivocas; y te crees capaz de ello bien, si no
date la vuelta y vuélvete a la normalidad, pero yo no me hago responsable si te
matan.
Me doy la vuelta enfadada, al recordar la situación; esto ya lo he vivido
antes y no quiero repetirlo más.
-Puede que seas mi hermana pero no eres responsabilidad mía, estoy harta de
encontrarme a gente que piensa que el mundo es felicidad y arcoíris; eres igual
que él.- suelto -.Si tan cobarde eres vete, no necesitamos lastres en el
camino.
-Uh, eso me duele, hermana.- dice con una sonrisa, fingiendo estar herida,
solo hace que me enfade más-¿Quién es él?- si todo hubiera estado en silencio
habría escuchado los engranajes de su cabeza girar -¿Un novio?- me lanza una
sonrisa torcida y repara en mi cara -. Bueno, supongo que alguien importante si
te pones así.- se limita a decir encogiéndose de hombros -. Dos hermanas
inseparables cuyo único destino es un campamento sin nubes ni canciones...alentadoras.
- la escucho decir detrás de mí.
-Hazme un favor, hermanita - digo recalcando ese hermanita de forma
grosera-, no te metas en mi vida; y si no te gusta la idea, ya estas volviendo
con la policía.
Me saca de quicio, definitivamente si no llegamos antes del anochecer me la
cargo sin pensarlo; no sería la primera vez que incendio algo por la noche
mientras tengo pesadillas. Pienso en lo que ha dicho y me maldigo a mí misma
por haberle mencionado o simplemente haber pensado en él solo un segundo. Me
quito la idea de la cabeza y sigo andando
-Oookay.- aligera el paso-, la hermana mayor está de malas.- oigo que
murmura a su hombro.
Me está poniendo los nervios de punta.
Caminamos un rato en silencio.
-Hey.- dice de repente-¿escuchas eso?
Me paro hastiada y agudizo mi oído, probablemente sólo sean paranoias
suyas, efectivamente no oigo nada.
-¿Oír el qué?- la miro intimidante, esperando que admita su error.
-Sí, mira- se agacha y toca la tierra con sus manos -, ¿lo notas?
Efectivamente, al principio es imperceptible, pero luego noto un ligerísimo
temblor ¿cómo lo había notado ella tan rápido? Quizá no fuera tan inútil
después de todo. Me agacho al igual que ella, siento las vibraciones e intento
distinguir su procedencia pero solo se me ocurre una cosa; rápidamente desechó
esa idea y miro a Leo que está nervioso, intento acercarme a él pero empieza a
ladrar sin control.
-Ya...eh...supongo que ahora saldrá otro monstruo ¿no?- deduce - ¿por qué
no podría salir algo bonito? un conejillo o algo…- me cuesta distinguir
lo que dice, porque ha sido muy bajo-.Pues nada, Goldver ¿me harías el favor?-.
Cuando me giro lo que antes era una máquina diminuta con forma humana y alas
ahora era una espada de oro y cobre-, si puedo ayudar me lo dices- me manda una
de sus sonrisas ladeadas, no tiene ni idea de lo que está por venir.
-No ayudas, solo corre.-me levanto y empiezo a correr seguida de Leo y
esperando que también ella me siga.
Si es lo que creo que es….., no, no puede ser; sigo corriendo sin mirar
atrás esperando a que mi hermana me acompañe. Giro un segundo para saber si me
sigue y por suerte lo hace a duras penas pero lo hace; suspiró aliviado y sigo
corriendo hasta que me encuentro con la orilla del rio y me paro en seco.
-Mierda….
No hay comentarios:
Publicar un comentario