viernes, 30 de enero de 2015

Capítulo 5 - Hefesto

Capítulo 5: Confianza
-Niki

No quiero problemas, no más; estoy cansada de correr y huir de todo. Este estúpido profesor no va a impedir que descanse una puta hora, no. Le miro atentamente mientras paso la llama del mechero a mi mano y se lo pongo enfrente para que lo vea atentamente, le miro y sus ojos muestran miedo y ascos como todos los que saben lo que hago, y eso solo puede hacer que me cabree más.

Todo mi cuerpo se empieza a tensionar como muchas otras veces ha hecho, recuerdo todas las veces que la gente me ha mirado con desprecio y asco cuando me veían arder o simplemente hablar con una máquina; nadie me entendía, nunca lo han hecho, solo mi madre me comprendía pero ella ya no está, no me queda nadie, solo una hermana que acabo de conocer y que ni siquiera sabe quién es en realidad. Nadie.

Sin saber cómo mis manos arden más y pasan a mis brazos, todo mi cuerpo empieza a arder sin control y yo solo puedo pensar en todas esas personas que me han despreciado a lo largo de mi vida; todos los que he conocido en mi vida me han demostrado el asco que les doy, todos, todos excepto uno. Ese recuerdo empieza a revolotear en mi cabeza y la rabia aumenta por segundo; él fue la clave para descubrir que todos son iguales. No me puedo permitir confiar en nadie, la última vez que lo hice me salió muy caro; todo mi cuerpo empieza arder y las llamas salen de mi cuerpo para acercarse al profesor peligrosamente, y yo sin darme cuenta de nada, solo empiezo a recordar todo lo que he vivido.

-Vaya, ya la hemos liado.- oí lo que decía mi hermana detrás mío-. Observemos la lucha épica Goldver.

Por el rabillo del ojo observé como se sentaba en la hierba, ella tampoco iba a mover un dedo por mí, como todos. Eso solo reforzó el pensamiento, a pesar de que fuera mi hermana, no podía fiarme de ella.

Empiezo a cabrearme más y el fuego se extiende sin control hasta que sin darme cuenta empieza a quemar al hombre que sale corriendo por el miedo; siempre es el miedo. Miro al frente y escucho a Leo ladrar para que me calme, intento hacerlo pero me cuesta más que otras veces; intento controlar la respiración y el fuego empieza a menguar y mi pulso se controla y las llamas cesan. Leo se acerca a mí y me acaricia la pierna para saber cómo estoy y yo le acaricio como muchas otras veces ha hecho.

-Hey.- noto una mano en el hombro -¿Estás bien? Eso ha sido muy...abrumador...-claro, es ahora cuando se preocupa por mí, solo cuando a ella le interesa.

Todo el mundo es extremadamente egoísta, menos Leo y mis máquinas, sólo ellos me entienden. La miro indiferente y suspiro; puede que sea egoísta y despreocupada; no me fie de ella, pero al fin y al cabo es mi hermana, no sabe en qué mundo se ha metido ni qué peligros le acechan. La vuelvo a mirar y asiento a modo de respuesta a su pregunta, puede que no me guste, pero es mi hermana y tengo que ayudarla.

-Vamos, tenemos menos de cinco minutos antes de que llegue la policía.- me separo de ella y me adentro en el bosque-. ¿Vienes o no?

-¿Eh? ¡Ah! Claro, voy…- intenta alcanzarme -Y… ¿a dónde se supone que vamos?- pregunta curioseando a su alrededor.

Tengo el presentimiento de que va a tardar mucho tiempo en aprender. Odio a la gente que no sabe nada; ¿acaso su madre no le habló de quién es?, la mía lo hizo, poco y no me contó lo suficiente pero al menos lo hizo. Sigo caminando mientras voy pensando una forma de aclararle el nuevo mundo que le avecina pero no se me ocurre ninguna.

-Vamos al campamento, y date prisa, quiero llegar antes de que anochezca si puede ser; o al menos estar cerca
-¿Qué campamento?-pregunta-¿Uno como esos en los que se queman nubes y se cantan canciones?-aligera el paso intentando alcanzarme, otra vez, sé que no es tan rápida como yo, pero decido presionarla un poco para que se espabile y ando un poco más deprisa.

-¿Nubes y canciones? -digo irónica-. Voy a tener que enseñarte demasiado, ¿acaso tu madre no te ha contado nada?- digo andando más rápido seguida a la derecha de Leo que me sigue sin dificultad.

-¿Ella?- su mirada se vuelve lejana -.En absoluto ¿qué me iba a contar ella?- ríe amargamente, por alguna razón entiendo cómo se siente, antes de que pueda darme cuenta vuelve a tener esa mirada risueña e inocente -¿Y qué hay de malo con nubes y canciones? Un campamento no es un verdadero sin estos dos importantísimos factores, es la regla número 1 de los campamentos -añade.

Me paro en seco cuando la escucho y la miro entre molesta y mosqueada, pensando si ser o no ser grosera con ella. Es mi hermana, sí, pero no voy a ser piadosa con ella.

-Escúchame bien….- intento decir su nombre pero recuerdo que no me lo ha dicho-. Solo escucha; a donde vamos no es un sitio normal y corriente ¿vale? No es un sitio donde te lo pases bien o hagas amigo, no, es un campamento mestizo ¿vale? Hay se pelea, entrena y lucha para poder ser los semidioses que somos ¿entendido? Si crees que vas allí a pasarlo bien estas muy equivocada.- digo aún más mosqueada -. Si de verdad estás pensado que tu vida a partir de ahora va a ser risas y diversiones te equivocas; y te crees capaz de ello bien, si no date la vuelta y vuélvete a la normalidad, pero yo no me hago responsable si te matan.

Me doy la vuelta enfadada, al recordar la situación; esto ya lo he vivido antes y no quiero repetirlo más.

-Puede que seas mi hermana pero no eres responsabilidad mía, estoy harta de encontrarme a gente que piensa que el mundo es felicidad y arcoíris; eres igual que él.- suelto -.Si tan cobarde eres vete, no necesitamos lastres en el camino.

-Uh, eso me duele, hermana.- dice con una sonrisa, fingiendo estar herida, solo hace que me enfade más-¿Quién es él?- si todo hubiera estado en silencio habría escuchado los engranajes de su cabeza girar -¿Un novio?- me lanza una sonrisa torcida y repara en mi cara -. Bueno, supongo que alguien importante si te pones así.- se limita a decir encogiéndose de hombros -. Dos hermanas inseparables cuyo único destino es un campamento sin nubes ni canciones...alentadoras. - la escucho decir detrás de mí.

-Hazme un favor, hermanita - digo recalcando ese hermanita de forma grosera-, no te metas en mi vida; y si no te gusta la idea, ya estas volviendo con la policía.

Me saca de quicio, definitivamente si no llegamos antes del anochecer me la cargo sin pensarlo; no sería la primera vez que incendio algo por la noche mientras tengo pesadillas. Pienso en lo que ha dicho y me maldigo a mí misma por haberle mencionado o simplemente haber pensado en él solo un segundo. Me quito la idea de la cabeza y sigo andando

-Oookay.- aligera el paso-, la hermana mayor está de malas.- oigo que murmura a su hombro.

Me está poniendo los nervios de punta.

Caminamos un rato en silencio.

-Hey.- dice de repente-¿escuchas eso?

Me paro hastiada y agudizo mi oído, probablemente sólo sean paranoias suyas, efectivamente no oigo nada.

-¿Oír el qué?- la miro intimidante, esperando que admita su error.

-Sí, mira- se agacha y toca la tierra con sus manos -, ¿lo notas?

Efectivamente, al principio es imperceptible, pero luego noto un ligerísimo temblor ¿cómo lo había notado ella tan rápido? Quizá no  fuera tan inútil después de todo. Me agacho al igual que ella, siento las vibraciones e intento distinguir su procedencia pero solo se me ocurre una cosa; rápidamente desechó esa idea y miro a Leo que está nervioso, intento acercarme a él pero empieza a ladrar sin control.

-Ya...eh...supongo que ahora saldrá otro monstruo ¿no?- deduce - ¿por qué no podría salir algo bonito? un conejillo  o algo…- me cuesta distinguir lo que dice, porque ha sido muy bajo-.Pues nada, Goldver ¿me harías el favor?-. Cuando me giro lo que antes era una máquina diminuta con forma humana y alas ahora era una espada de oro y cobre-, si puedo ayudar me lo dices- me manda una de sus sonrisas ladeadas, no tiene ni idea de lo que está por venir.

-No ayudas, solo corre.-me levanto y empiezo a correr seguida de Leo y esperando que también ella me siga.

Si es lo que creo que es….., no, no puede ser; sigo corriendo sin mirar atrás esperando a que mi hermana me acompañe. Giro un segundo para saber si me sigue y por suerte lo hace a duras penas pero lo hace; suspiró aliviado y sigo corriendo hasta que me encuentro con la orilla del rio y me paro en seco.

-Mierda….

-Oh,oh…-me dice por encima del hombro mi hermana.






No hay comentarios:

Publicar un comentario